Arabia Saudita, que administra recursos económicos que parecen ilimitados, desde hace tiempo posee una estrategia de fuerte desembarco en el mundo del deporte profesional.
En el fútbol, el golf, el automovilismo, el tenis...
Particularmente, el país petrolero encontró en la Fórmula 1 una forma de tener influencia directa en una de las actividades deportivas de máxima trascendencia.
Los sauditas ya poseen un Gran Premio, en el circuito urbano de Yeda.
También son patrocinadores de la escudería Aston Martin e, incluso, en su momento quisieron adueñarse de toda la categoría, pero la Federación Internacional del Automóvil (FIA) lo impidió.
Ahora, según distintas versiones periodísticas, tienen una nueva -y revolucionaria- pretensión..